Abre la puerta

25.07.2016 18:03

“Suban de una vez a cenar”. Les llamó como todas las noches por la ventana que daba al patio interior del edificio dónde los niños pasaban la tarde jugando y, como cada noche, ellos se hicieron de rogar. “Cinco minutos más”. “Suban ya, que la cena está puesta y se queda fría”. “Pero mamá”. “He dicho ya”… “Vale, abre la puerta”. Cuando ya no podían verla cambió el gesto adusto y serio que adoptaba en estas ocasiones por una sonrisa relajada. “Qué dos”, pensó. Aún tardarían unos minutos en acabar de subir, calentó la leche con cacao y preparó el agua de la ducha para que saliera caliente. Entonces sí entreabrió la puerta y se puso a doblar la ropa recién lavada en el cuarto. Al rato se dio cuenta que se demoraban demasiado. Se acercó a la ventana para volver a llamarles cuando escuchó un portazo. “Mucho habéis tardado hoy en subir”, comentó, “Venga a la ducha”. “Enseguida”, oyó desde la cocina. “Ya vamos mamá”, escuchó y esta vez le pareció que el grito venía desde el exterior. Sorprendida miró por la ventana mientras sentía un sudor frío que le recorría la espalda. Abajo sus hijos sonreían, “enseguida subimos… ¿has abierto la puerta?...