Difícil decisión
Tienes que escoger, no puedes tenerlo todo, le dijo con voz áspera. No puedo, dijo ella. Debes poder, ya no eres ninguna niña. Es que no puedo, insistió ella, a punto de romper a llorar. Todos tomamos decisiones duras en la vida, ahora te toca hacerlo a ti, aunque te duela. La niña sintió que le ardían los ojos y le dolía la barriga. No comprendía nada. Aquel hombre le pedía que eligiera entre aquello que más quería y ella no quería elegir. No podía elegir. Ella lo quería todo. No podía elegir entre su padre y su madre. No podía elegir entre todos sus hermanos. No era capaz de decidir si se quería quedar con su perro o su gato. No podía elegir entre uno de sus abuelos. Se secó las lágrimas y se puso de pie. Yo no voy a elegir. Tú has tenido que hacerlo. Yo lo quiero todo y eso es lo que elijo. Se puso de pie y se echó a caminar sin mirar para atrás. Eligió que nadie le dictara las normas, que nadie le trazara el camino, que nadie le dijera a quién podía o debía querer. Eligió ser libre y eso hizo.