Nada más

14.01.2014 15:31

La vida era eso, nada más. Era ese olor a tierra mojada de la niñez, de las tardes de final de verano. Ese aroma a café recién hecho por las mañanas, sobre todo los domingos en que el calor de las mantas no te deja levantarte de la cama hasta que la luz lo inunda todo. Esas rosas de mayo que poblaban los jardines de la ciudad durante apenas unas semanas, para luego marchitarse y dejarse morir. La vida era el sabor dulce del primer beso.El aroma salado del mar, el ruido de las olas al batir contra las rocas en una lucha constante e imposible por avanzar. La vida era eso, nada más. Las últimas luces de la tarde difuminadas en el cielo antes de oscurecer. El aroma a pan dorado recién hecho. El sabor del chocolate, de la tentación, de lo prohibido. El abrazo de un niño, los besos de una madre. La vida era eso, nada más. ¡Qué pena haberse dado cuenta tan tarde! ¡Qué pena haber dejado de vivir luchando tan sólo por una vida mejor. Por una vida imposible. Era tan sencillo y no lo entendí. Era eso, nada más.