¡¡Cumpleaños feliz!!

03.07.2015 18:12

Unos rizos, unas manos gordezuelas, risas y sonido de pisadas. Niños corriendo. Ella misma era una de ellos. Reconoció al instante el lugar. Estaba en su casa, no la de ahora, ni siquiera la de cuando era una joven universitaria, estaba en el hogar de su niñez, una tierra verde, húmeda y generosa. Estaba en Galicia y el aire olía a salitre. Sus recuerdos sabían a manzana y tenían el tacto helado de sus aguas embaucadoras. Los niños entraban y salían del agua y a ella, que había llegado a sentir frío en las aguas mediterráneas, le parecía que las aguas del norte eran las mejores del mundo. No existe el frío para un niño. No existe el calor. Ni el vértigo, ni la preocupación. Lo único que ella sentía en aquel momento que era su obligación era jugar, y jugar, y jugar… no todos los días se cumplen cinco años. Cuando soplara las velas, pensó, pediría un deseo muy especial. Un deseo único.

El olor del café recién hecho y las tostadas calientes le llegó desde la cocina. Se quedó en la cama un poco más, escondiéndose bajo las sábanas. Aquella noche el termómetro no había tenido piedad, más de 32 grados, y sin embargo, ella se sentía fresca y ligera. Había vuelto a su tierra, y el sueño le regaló un clima mucho más benigno. Una brisa apenas recordada. Cuando abrió los ojos sabía con claridad que era su cumpleaños pero, curiosamente, no estaba segura de cuántos cumplía… le daba igual saber que llevaba tiempo jubilada, que tenía una hija, y nietos, le daba igual el pasado adherido a su piel… ese 4 de julio, se sentía como una niña de apenas cinco años y sabía, tenía la seguridad, que este año sí, este año se cumpliría aquel viejo deseo infantil. “De este año no pasa”, se dijo, y se puso en pie para afrontar un nuevo y feliz cumpleaños lleno de nuevas oportunidades.