Ajos

08.05.2013 21:06

Los recuerdos son como las olas del mar, van y vienen, sin que exista un recorrido previo que marque su camino. O tal vez sí. Hay fragancias que recuerdan a alguien, aromas que traen a la mente momentos determinados, imágenes que nos hacen retroceder al pasado. La memoria es así de particular. Así de irracional. A ella le pasaba con el olor a ajos recién cortados. Ese aroma intenso, penetrante, a veces hasta desagradable, pero siempre exquisito le hacía pensar en él. Recordaba sus manos hábiles, fuertes, decididas, sobre la tabla de madera troceándolos con la cadencia segura de quién sabe lo que hace. Con la seguridad que da el conocimiento. Deshaciendo con cada gesto su firmeza, para convertirlo en una mezcla prodigiosa de sabores. Lo recordaba con la misma intensidad que añoraba sus manos sobre su cuerpo, esculpiéndolo, moldeándolo, convirtiéndolo en algo delicioso que ni siquiera imaginó que podía llegar a ser. Los recuerdos son como las olas del mar. Por eso, cada vez que pasaba por el mercado, se acordaba de él. Y sonreía.