Azul

24.04.2013 12:12

Siempre que estaba allí arriba tenía la misma sensación de libertad y fuerza. Luego se lanzaba hacia el vacío y cuando su cuerpo acalorado entraba en contacto con el agua congelada del lago, la impresión era única. El frío llegaba hasta el último rincón de su cerebro y lo removía con fuerza. Una auténtica descarga de adrenalina en cada salto. Una droga. Cuando entraba dentro del lago se sentía única. Imprescindible. Llegó un momento en que la necesidad de entrar en sus aguas se hizo tan fuerte, tan intensa, que deseó no salir jamás de ellas, y seguir siempre avanzando hacia el interior del mismo. Hasta su corazón. Deseo no necesitar más aire y poder vivir dentro de esas aguas gélidas y tranquilizadoras. Por eso, cuando aquella madrugada se lanzó desde el punto más alto que pudo, ya sabía que todo su universo sería para siempre azul. Y frío. Para siempre.