Besos para comer

29.04.2013 11:36

Se alimentaba de besos. Siempre fue así y jamás perdió tiempo en averiguar porqué él era diferente. Mientras los demás devoraban alimentos, él sólo necesitaba una ración diaria de besos para subsistir. Besos de amigos, de saludo, de pasión, de compromiso, de niño, de anciano, de joven... daba igual. Tan sólo necesitaba el roce de unos labios en su piel, suaves y delicados. Besos dulces, besos amargos, besos ácidos y corrosivos. Todos valían. Era el alimento de su alma que, poco a poco, se iba quedando famélica. Devoraba besos de manera tan veloz que el signficado oculto de los mismos se había perdido. Acumulaba besos con ansia bulímica, atesoraba besos que no necesitaba. Era su naturaleza. Siempre fue así y siempre lo sería.