Cazadora de sueños

14.08.2016 11:10

Como no tenía esperanzas propias, decidió hacerse cazadora de sueños para poder tocar con la yema de los dedos los anhelos de los demás. La vida, para ella, era gris con escasas posibilidades de cambiar a otros tonos. Su vida era gris oscuro casi negro y a ella no le importaba porque nunca conoció otras posibilidades. Sin embargo, desde lejos y como mera espectadora, había visto brillar la existencia de los demás y su afán era recoleptar esas ilusiones, esperanzas y deseos… robar el color de toda existencia humana para que la vida de todos fuera tan gris como la suya. Se hizo cazadora de sueños porque nunca tuvo capacidad para soñar. Era buena cazando y como no tenía nada más en qué emplear su tiempo, dedicaba cada instante a erradicar la gama de colores del universo. Era la mejor, y de su mano, el mundo se hizo un lugar un poco más sombrío, más triste, más oscuro. Pronto los prohombres de aquel triste universo tuvieron claro que tenían que tenerla de su lado, pero no era fácil tentar a quién nada quiere para sí misma y sólo se conforma con la tristeza de los demás. Le ofrecieron entonces armas sofisticadas para masacrar a su antojo aquellas poblaciones que, por ser especialmente lumisosas, más pudieran molestarle.  O más daño le hicieran a la retina de sus ojos. Aceptó, consciente de que su poder crecía y su proyecto cobraba sentido. Sin embargo, cuanto más reducía las risas y la vida entre los habitantes del planeta, más brillaban los que atesoraban mayores riquezas. Atacó por tanto también a su fuente de manutención: fue directa a por los poderosos que la habían encumbrado hacia lo más alto. Éstos, una vez percibido el peligro, no dudaron en acabar con rapidez la historia. La muerte de la cazadora de sueños fue vendida a la población como algo necesario, una batalla en la que no habían ahorrado esfuerzos por el bien de la gente de a pie. Y el mundo, ya totalmente gris, volvió a llenarse de colorido porque la humanidad creyó las palabras de su verdadero agresor y se conformó una vez más con las migajas. La cazadora de sueños fue relegada al olvido, a la espera, probablemente, de una nueva mano ejecutora que sirviera para ocupar su lugar.