Cicatriz fantasma

17.02.2016 10:17

Tenía, ella pudo verlo con claridad cuando se conocieron, un zurcido, prácticamente un bordado artesanal, en el lado izquierdo del corazón. Lo llevaba tapado, protegido de miradas indiscretas, pero ella lo vio, al igual que pudo ver sus ojos oscuros y limpios de remordimientos. Siempre quiso preguntarle quién le había hecho tanto daño como para romperle así el corazón, pero no se atrevía. Temía, quién sabe por qué, una respuesta terrible que no podría olvidar. Por tanto, calló. Se guardó su curiosidad para sí misma y nunca hizo referencia a esa cicatriz emocional. Mil años más tarde, cuando llegó un momento del camino en que ninguno de los dos recordaba que hubo un tiempo en el que no se conocieron, él quiso contarle la verdad. La miró a los ojos, con esos ojos oscuros y sinceros, y se señaló el lugar dónde debería haber estado el zurcido.  Allí no había nada, sólo piel, sin costuras, sin roturas, sin dolor. Nada, sólo la piel que ella había querido y cuidado como propia.