Corre

24.11.2016 13:49

Comenzó a correr apenas nació. No le dijeron hacia dónde, no le hablaron de la meta, no le especificaron la distancia. La única instrucción que recibió fue muy precisa: corre. Y él corrió. Corrió durante horas, días, años, lustros y décadas. No dejó de correr mientras crecía e iba descubriendo el mundo. Cuando conoció a la mujer de su vida, ella corrió junto a él y, posteriormente, cuando tuvieron hijos, se sumaron a la carrera. En realidad, todo el mundo corría. La ciudad al completo. El planeta entero corría hacia algún lugar indefinido. Todo el mundo parecía muy cansado, pero nadie paraba. Comenzó a correr apenas aprendió a caminar. Le enseñaron cómo debía hacerlo, pero nadie se preocupó de enseñarle a preguntarse el porqué de las cosas, a decidir por sí mismo, si quería o no quería correr.  Nadie se preguntaba tampoco porqué debían correr. Hacía dónde iban. Sencillamente corrían hasta que llegaba el momento de parar, cuando morían. Y en la carrera se les iba difuminando la belleza del camino, los detalles, el encanto de las pequeñas cosas, la belleza del silencio y la tranquilidad de permanecer inmóvil disfrutando de la naturaleza. Todos corremos, se dijo. Debe estar bien entonces, se animó. Y siguió corriendo. Hacia delante. Siempre hacia delante.