El abismo y el hombre

26.11.2015 09:52

Se asomó al abismo y no logró ver nada. Tal vez no hubo nunca nada que mirar, pero a él le dijeron que allí, abajo, en la inmensa soledad de aquel precipicio sin final, estaba todo lo malo. Lo temible. Lo horrible. La oscuridad absoluta. Y siempre vivió sorteando el acantilado, según las reglas que le marcaron. Nunca se atrevió a cruzar el límite de lo prohibido y, aunque la vida no era lo que él había esperado, pensaba que tal vez si desobedecía, sería peor. Se asomó al abismo y gritó con fuerza. "¿Quién eres?" y eco le devolvió su propia voz con otras palabras. "Tú". Y se quedó pálido mirando hacia la niebla densa, hacia la nada. "¿Si yo estoy allí abajo... quién es este que habita en mí? ¿Quién soy yo?¿Quién he sido hasta este mismo momento en que he descubierto que no soy uno sólo? Se asomó al precipicio y al vislumbrar un universo diferente lo decidió. No hubo más dudas. No hubo más miedo. Saltó hacia lo desconocido, hacia lo prohibido, hacia la nada. Saltó sin temor y la nada lo acogió. Cierto es, o eso dicen quienes lo vieron, que ya nunca volvió a mirar hacia arriba. Que ya nunca volvió a tener dudas. Ni miedo. Ni límites. Nunca volvió a encontrar precicipios en su camino porque aprendió a convertirlos en parte de su trayecto.