El abuelo

26.04.2013 11:52

Contaba cuentos imposibles como nadie. Con una paciencia infinita y una ternura que no parecía posible si quiera en un hombre tan serio como él. Militar de carrera, acostumbrado a llevar sobre los hombros la carga de ser responsable de la vida de sus hombres, cuando llegaba a casa, recuperaba su vida. La de verdad. La que valía la pena. Hacía la tortilla de patatas como un auténtico chef, y le daba igual que, en aquel tiempo, no se considerar una cosa 'muy masculina' entrar en la cocina. Mimaba y cuidaba a su esposa como si fuera una princesa. Para él, lo era. Siempre soñó con ser invisible y, por las mañanas, a la hora del desayuno, con alguno de sus nietos en las rodillas, desgranaba aventuras increíbles en las que, él mismo y toda su descendencia, hacían la vida imposible a los propietarios de grandes almacenes, haciendo volar las cosas sobre sus cabezas. Y ellos se hacían invisibles con él. Se hacían invisibles por él. Decían que tenía mucho carácter y un genio de mil demonios. Ella jamás lo vio enfadado. No era un abuelo más, era único. Todavía ahora, cuando ya hace mucho tiempo que se fue, se sigue haciendo invisible a ratitos, sólo para acordarse de él.