El hombre feliz

14.05.2013 21:15

Vivía en la ciudad de ninguna parte o tal vez, incluso más allá. Sabía, porque uno nace sabiendo ciertas cosas, que eso no tenía ninguna importancia. El momento, su momento, llegaría. Nadie le conocía por su nombre. Siempre fue el "hijo de", "el hermano de", "el novio de" y llegaría el día en que pasaría a ser "el padre de". Tampoco tenía importancia. Todo era secundario. Podía soportarlo. Iba al trabajo a diario a realizar una labor que aborrecía, y lo hacía siempre con la sonrisa en la cara, saludando a todo el mundo con el que se cruzaba. Todos se miraban entre sí y se preguntaba, "ese no era el hermano de...", "cómo se llamaba ese chico tan agradable"... Daba igual, carecía de relevancia. Y los ojos le brillaban con esa luz que sólo poseen las personas verdaderamente especiales. Los elegidos. Vivía en la ciudad de ninguna parte, pero cada día cuando salía el sol, era el hombre más féliz del universo porque sabía que su momento estaba por llegar, y esa esperanza era lo más importante de su vida.