El hombre que desapareció

01.04.2014 10:05

Se consumió como  un fósforo en llamas. Como un helado bajo el sol de agosto. Desapareció. Dejó de ser poco a poco, como esas madejas de lana que empujadas hacia ninguna parte ruedan hasta deshacerse por completo. Sencillamente se fue. Dejamos de verlo. Dejó de ser él. Dejó, de hecho, de ser  nadie. Se deshizo en infinitos bucles en el aire, en manchurrones de tinta en un folio en blanco. Se vino abajo como una torre de naipes, hecha sin mucho afán. Se derramó como un vaso repleto de agua que, sin intención alguna, se viene abajo. Se consumió por completo, ya lo dije. También se lo dije a él: la vida desgasta amigo, ten cuidado y no la derroches sin más. La vida, es así, nos va gastando hasta fundirnos por completo y convertirnos en la sombra de lo que antaño fuimos. Se consumió por completo ante nuestros ojos. Sencillamente dejó de ser y no le sobrevivió ni su propio recuerdo.