Instantes

03.02.2014 12:26

Guardaba en su tocador lo que ella denominaba sus 'frascos de los sentidos'. Se trataba de pequeños recipientes de cristal azulado que presumían a través de una pequeña etiqueta de su contenido: Risas sinceras, risas falsas, risas nerviosas, lágrimas de desamor, lágrimas de dolor, lágrimas de pena, suspiros de enamorada, bostezos de aburrimiento, desvelos nocturnos, pasiones de madrugada, besos de niño, besos de amante, besos de amada, rubor del primer amor... y así un sin fin más. Los guardaba bajo llave. Claro está. Nadie podría entender el curioso sortilegio que suponía para su memoria olvidadiza el retén, eterno y forzoso, de sus sentidos pasados. Aún quedaban muchos huecos por llenar, muchos momentos por vivir, muchos frascos vacíos. Eso era la vida. Ella lo sabía bien. Momentos, instantes, sentimientos. Eso era la vida. La suya y la de todos los demás. La única diferencia es que ella era consciente y atesoraba con avidez todos y cada uno de los instantes que daban forma a su existencia. Eso era la vida, un conjunto de 'frascos de los sentidos' repletos y a medio completar.