La lágrima

26.06.2013 09:36

Nunca la vi llorar. Jamás. Ni siquiera recuerdo haberla visto triste o decaída. Era fuerte como una montaña. Imbatible. Era el sostén de todos, la roca a la que agarrarse con fuerza cuando todo lo demás se venía abajo. Nunca se lamentaba. Si le pasaron cosas malas en su vida, que le pasaron, y muchas, nunca lo notamos. Entonces, al menos. Los años nos enseñan que las cosas no son lo que parecen. Era rígida como el asfalto. Como el cemento. Como el diamante. Segura. El faro iluminado en la noche más oscura. Más negra. Nunca la vi llorar. Por eso, y sólo por eso, lo supe cuando ví rodar una lágrima lenta y desangelada por su mejilla. Ya no era ella la que lloraba. No recordaba que jamás lo hacía. Y esa lágrima emprendió en solitario un camino desconocido que nunca se volvería a repetir.