La otra vida

04.05.2013 21:03

En algún lugar del camino, había perdido su vida. Una mañana se despertó en su cama y lo supo.Estaba sólo. Estaba vacío. No quedaba nada por lo que seguir adelante, nada. Sencillamente, las cosas habían perdido el sentido. Él mismo había errado la ruta y se había desviado hacia algún lugar en ninguna parte del que no sabía salir. Su salvación fue la ventana. Aquella rendija al universo interior de otras vidas, se cernía orgullosa frente a su casa, siempre abierta de par en par, sin miedo. Allí descubrió que el mundo seguía girando, con risas, con lágrimas, con peleas y reconciliaciones. Con besos pringosos de niños y encuentros apasionados de amantes. Sus vidas dieron vida a su existencia. Sin darse cuenta, se convirtieron en parte de sí mismo. En su motivo para caminar. Les vio crecer, triunfar y abrazar el fracaso sin miedo. Les vió vivir, viviendo en ellos. Cuando murió, muchos años más tarde, les dejó todo lo que tenía. Todas sus posesiones terrenales, junto a una escueta nota en la que, con letra trémula y torcida, les agradecia todo lo que habían hecho por él. No entendieron que significaba, pero, en algún lugar en su interior, pudieron notar su pérdida, la ausencia de su mirada, un gran vacío que no sabían como llenar.