Los deseos y la suerte

21.07.2016 10:32

La suerte, esquiva, le dio la espalda, pero él la persiguió hasta que puedo someterla a su voluntad. Una vez frente a frente le gritó a la cara: “Me lo debes”. “Yo no te debo nada”, contestó ella, “Yo sólo soy el reflejo de lo que tú has hecho con tu vida o de las circunstancias que se han cruzado en tu camino”. Él la miró con descaro y susurro: “pues si tú no decides mi destino, yo no dependo de tu voluntad. Si el azar no existe, sólo importa lo que yo necesito, quiero, deseo y puedo conseguir”. Le dio la espalda, y comenzó a caminar. Por algún motivo, él nunca lo supo con certeza, la suerte siguió sus pasos y se fundió con su sombra. La suerte no es del que la desea, es del que hace todo lo posible para ser deseado por ella.