Muerto 1

27.08.2013 16:39

No vio nada especial. No sintió nada especial. Es decir, nada de lo que él siempre había imaginado que pasaría. Ni oscuridad, ni seres queridos esperándote para abrazarte, ni luz al final del túnel. Nada. Sólo silencio y una pesadez muy grande en los párpados. Un cansancio infinito y una voz que le decía, "no luches más", "descansa". Y eso hizo, se dejó se llevar, cerró los ojos y no volvió a abrirlos. Al menos su cuerpo humano no volvió a hacerlo jamás, porque él estaba allí viéndolo todo y a todos. Asombrándose con la cantidad de gente, que apenas conocía, y le lloraba a mares, y buscando inútilmente a alguno que sí pensaba que le apreciaba, pero, finalmente, parecía que no tanto. Estaba muerto. En el otro lado. Fiambre, a pesar de lo mal que sonaba eso en el lado en el que él se encontraba ahora, pero no por eso era menos verdad. Estaba fuera de este mundo y ni siquiera había podido hacer la mitad de las cosas que se había planteado hacer en él. Aún no había encontrado la mujer de su vida. En realidad, había encontrado cientos, pero no eran ella. Eso se sabe, y así se lo dijo a todas. Ahora mismo se hubiera conformado con cualquiera de ellas. Pero era tarde, suponía. No había plantado un árbol, ni escrito un libro, ni tenido un hijo... ¡No había visitado la ciudad de los rascacielos! Se le ocurrían todo tipo de posibilidades ahora ya inalcanzables y, probablemente justo por eso, se le antojaban más deseables todavía. No vio nada especial, no sintió nada de particular. "Es raro estar muerto", se dijo. Es, pensó, como un domingo de lluvia interminable, sin fútbol, sin plan. Tampoco hay nadie por aquí al que pedir explicaciones... Es raro estar muerto, será cuestión de ir acostumbrándose.