Pesadillas

17.05.2017 20:49

“Me miró, me acercó mucho la boca a la cara y tenía los dientes llenos de sangre…”. “Tendría una mala higiene bucal, cariño, ya sabes lo importante que es lavarse los dientes, yo siempre te lo estoy recordando”, contestó la madre bromeando. “Que no, mamá, no te burles, que era un vampiro, de los de verdad, de los que dan miedo, no de las novelas bobas que se lee Marta… ese era de los buenos y estaba al lado de mi cama esta misma noche”. “Fue una pesadilla bobito, ¿cómo va a ser un vampiro? Los vampiros no existen. Verías hace poco alguna película de miedo de vampiros y el recuerdo se quedó en tu cabeza”. “A mí no me dan miedo las películas, el de ayer sí, ése sí que me dio miedo”. “Anda vístete que llegarás tarde al cole”. No era la primera vez que se despertaba por la mañana con el recuerdo de una desagradable visita nocturna. Se había llegado a buscar marcas en el cuello, pero nunca las encontró. Todo apuntaba a que, efectivamente, se trataba de una mala pesadilla. La mañana pasó lenta, cómo si el tiempo no quisiera correr, como si todas las horas, minutos y segundos tuvieran el mismo miedo que él le empezaba a tener a la noche. Cuando el cielo estaba completamente negro y él ya estaba en la cama, con los dientes lavados y le había dado las buenas noches a papá y a mamá, el miedo regresó. Le costó mucho dormirse y cuando lo hizo, él regresó, con sus fauces amenazantes y sus colmillos afilados. Entre sueños, de alguna manera, logró quitarle importancia y la pesadilla fue disminuyendo su intensidad. Esa secuencia se repitió durante toda la semana hasta que, poco a poco, se fue olvidando del temor. Una mañana mientras desayunaba, mamá se quedó mirándole fijamente. “¿Qué es lo que tienes en el cuello?”. “No sé”, dijo él, rascándose instintivamente dónde ella señalaba. Se levantó y fue hacia el espejo, y allí estaban. Redondos, marcados, en equilibrio, dos agujeros simétricos y enrojecidos brillaban en mitad de su cuello. Miró a su madre y en sus ojos sólo pudo ver el mismo terror que él sentía hace apenas unas semanas.