Sin salida

02.05.2013 18:33

No sabía como escapar de allí. Se había metido él sólo en el laberinto. Consciente de las complicaciones que entrañaba entrar en él, pero seguro de que sabría cómo escapar en el momento que lo deseara. O lo necesitara. En realidad, nunca pensó que ese momento fuera a llegar. Tenía la situación controlada. Pero las situaciones son cómo son, y cuando menos se lo espera uno, se descontrolan, y todo lo que tenía que estar en un lugar determinado se había, de alguna extraña manera, ubicado en otro. Las cosas no eran como quería. No eran como esperaba. Sus sentimientos no eran los que debían ser. Su corazón ya no era suyo. El laberinto se había estrechado de tal manera que la escasa luz que vio, sin sospechar presagio alguno, en los últimos días, se había transformado en oscuridad total. Absoluta. El laberinto se había convertido en túnel, y el túnel no tenía salida. No sabía cómo escapar de allí. Se sentó, cerró los ojos e intentó pensar en una solución. En una salida. Soñó con la luz, tal y como él la había conocido. Y recordó lo bueno que era todo aquello que había dejado atrás por aventurarse en aquel lugar sin salida. No sabía como escapar de allí. Se tumbó en el suelo, en aquella noche oscura eterna y, antes de darse cuenta se fundió con los muros de piedra que le sostenían. Se fusionó con la hiedra. Con el barro. No sabía como salir del laberinto y se convirtió en parte de él.