Batalla perdida, batalla ganada

13.05.2013 20:52

No te voy a decir que te quiero porque todavía es demasiado pronto para algo tan fuerte, eso vendrá con el tiempo, dijo él. Ella sonrió y guardó silencio porque no tenía nada que decir. No sabía muy bien que era eso de querer. Le sonaba muy serio, muy digno. Como si se tratara de un paso adelante sin vuelta atrás. Había elegido no querer a nadie y pasaba de uno a otro amor, amante, sin solución de continuidad. Sin encariñarse. Sin ir nunca más allá. Era una auténtica profesional en primeras citas, en primeros besos, en primeras caricias, pero nunca pasaba de ahí. No quería querer a nadie, le daba demasiado miedo. Tampoco quería quererlo a él. Nunca fue su intención. No quiso quedar con él, pero quedó. No quiso volver hacerlo, pero lo hizo. No quiso... pero lo quiso como a nadie en el mundo. Se mantuvo distante mientras pudo, pero cuando llegó el momento de salir huyendo, ese momento que ella conocía tan bien, no lo hizo. No pudo. Y si esta vez cruzara la raya, tal vez... Y la cruzó. Y por primera vez dejó de ser ella para fundirse en él. Dejó de necesitar la huída como vía de escape, y se quedó. Y hubo segundo beso, y tercero, y cuarto, y un millar. Y deseó que nunca se acabará y, en ese momento, se acabó. No es lo que yo pensaba, le dijo. No eres quién la persona que estoy buscando. El corazón se le rompió en mil pedazos, y cada pedazo se esparció un universo infinito. Su herida sangró hasta que, como todas las heridas, dejó de sangrar. En ese momento, sólo entonces, supo que estaba preparada para conocer a la persona que debía querer de verdad. Había aprendido a perder, ahora sólo quedaban batallas por ganar.