Clavos

09.07.2013 09:09

Un clavo. Brillante, puntiagudo, audaz. Poco a poco va introduciéndose en la madera para formar parte de algo más grande. De algo mejor. Así se sentía ella cuando estaba con él. Así se sentía él cuando estaba con ella. Pero eso era entonces, en aquella época en que ambos creían que todo era posible. Que todo su universo podía tener un sentido. Un mañana, un tal vez. Un clavo balanceándose sobre su base como un equilibrista en la cuerda. A punto de caer al vacío, a la nada. Desgajarse del conjunto para dejar de ser un todo y recuperar su ser. Ajado, marchito, triste, desilusionado por todo lo prometido que quedo en el camino. Por todo lo soñado que jamás llegó a ser. Por todo lo deseado inconcluso. Un clavo sin proyectos. Pero, igualmente brillante, puntiagudo y audaz. Sólo necesitó unos ojos que creyeran de nuevo en que todo podía ser. Una mano que le llevara hacia un futuro mejor. Una nueva madera sobre la que construir, tal vez no tan bella, tan vez no tan nueva, pero mucho más firme que todo lo que había conocido hasta entonces. Un clavo. Brillante, puntiagudo, audaz.