El regreso

25.04.2013 11:29

Durante todo el tiempo que duró el viaje no pudo pensar en otra cosa. Se lo había prometido. Imaginaba su carita redonda y sus ojos grandes mirándole, esperando, y él, lo había olvidado. Había hecho una promesa y su palabra se quedó por el camino, en algún lugar, entre su voluntad y su memoria. "No pasa nada", le dijo su mujer cuando hablaron por teléfono. "En otro viaje, y ya está". Pero sí pasaba. El niño estaba esperándole y se llevaría una desilusión al verle llegar con las manos vacías. Y era de noche, no podía comprar nada en ningún sitio y mucho menos eso... Tendría que aceptar que su llegada sería motivo de una nueva desilusión, como aquella vez que no llegó a tiempo a su cumpleaños, o aquella otra que no fue a verle al partido de fútbol... Tantas veces. Iba pensando en eso cuando abrió la puerta de su casa dispuesto a sumar un nuevo fracaso a su lista interminable de derrotas. Resignado. Todo estaba en silencio, al menos la madrugada se había convertido en su aliada temporal. Se quitó la ropa y cuando se disponía a acostarse notó unos bracitos que se le echaban al cuello. "¡Papi, has llegado!", le susurró al oído, "Soñé que no ibas a llegar nunca y llevo un rato esperándote. Yo sabía que volverías, tú eres mi papi y nunca me engañas". Cuando cerró los ojos se sintió el hombre más feliz del mundo.