El rincón

24.04.2013 11:55

Algo tenía aquel rincón de la casa. No era especialmente bello. No, tal vez al contrario. Era un tanto oscuro e incierto, pero cuando se situaba en ese ángulo de la casa, el mundo se volvía luminoso. Sus pensamientos, habitualmente negativos y contradictorios, se volvían brillantes y lúcidos. Su carácter, más bien negativo y tristón, recibía un fuerte empujón de optimismo. No le pasaba a nadie más en la casa. Lo sabía porque esas cosas se notan. Se transmiten. Así que, al pasar los días, se convirtió en su rincón. Instaló allí su sillón favorito y pasaba las tardes de invierno leyendo una novela tras otra. En verano, cuando el sol lo invadía todo con su fuerza, se resguardaba en él de las altas temperaturas. Pronto todos dieron por hecho que ese era su lugar en el mundo, y nadie más osaba sentarse allí. Y, de alguna manera, comenzó a sentirse más seguro de sí mismo, y la gente que estaba con él se contagiaba de su nuevo carácter fuerte y positivo. Y la luz de su rincón se hizo evidente para todos los que por allí pasaban. Había encontrado su lugar en el mundo, y éste lo había encontrado a él.