Fortuna

21.05.2013 12:52

La suerte tiene algo de meretriz. No es una frase hecha, es una realidad. La fortuna es casquivana e impredecible y, justo por eso, nunca se puede contar con ella cuando hace falta. Eso le había ocurrido a él. Después de años de esfuerzo en los que los días habían llegado a duplicar sus horas, después de noches de insomnio y trabajo duro, cuando estaba a punto de llegar a la cima, a su cima porque ya se sabe que en cuestión de metas cada uno tiene las suyas y las pone a la altura que le parece adecuada, le falló la suerte. En concreto, la buena suerte porque la mala estuvo ahí, en todo momento, dispuesta a estropear sus planes. La suerte tiene algo de ramera, nunca se enamora de uno y cuando es más necesaria, se va con otro. Empezar de nuevo se le hacía un mundo. Tal vez lo mejor era desistir. Comenzar con algo diferente que no exigiera tanto de sí mismo. Todo el mundo sabe que el azar es bastante proxeneta y no parecía recomendable volver a fiarse tanto de él. Y sin embargo, nada más atractivo que el riesgo para embarcarse de nuevo en una aventura. Lejos de la monotonía, aunque luego se acaba transformando en ella, lejos de lo cotidiano, aunque acabara siendo un trabajo más... Comenzó de nuevo un ascenso imparable en busca de la perfección personal, y es que, ya se sabe, que los hombre tienen algo de predecibles, de insistentes, de obcecados... ¡Qué sería de ellos sin la diosa fortuna!