La margarita

02.05.2013 17:58

Al deshojar la margarita una angustia absoluta le invade. Cada pétalo que arranca es una oportunidad menos de alcanzar el sueño deseado. La margarita va quedando triste, desnuda, deshojada. Cabizbaja y ajena al juego demoledor. Si, no, si, no... cada vez más cerca del final agónico,  cada vez más lejos de la plenitud. Nunca más volverá a deslumbrar a nadie con su belleza. Nunca más su aroma arrebatará a nadie. Si, no, si, no, si, no... se aleja del deseo al ritmo vertiginoso de los dedos deshumanizados. La flor cada vez es menos flor. Antes, mucho antes de deshojar la margarita, sus ojos tristes se posaron en ella. Tal vez, sólo tal vez, será mejor salir a luchar por lo que anhelo, se dijo. Ninguna margarita solucionó los problemas de nadie. Ninguna lo hará. La margarita se  dejó dormir al sol primaveral, con las ráices bien agarradas a la tierra. Plena de belleza y fragancia. Su deseo, sí que se había cumplido.