Las croquetas

08.11.2013 11:27

Fotografía: Javier Sáenz. 

¿Qué es la vida?, se preguntaba mientras iniciaba de manera rutinaria el proceso de elaboración de una de las recetas favoritas de su familia: las croquetas. ¿Es sólo esto o hay más?, pensaba. Mientras tanto, sus manos sabias, a fuerza de costumbre, iban deshaciendo la mantequilla en la sartén, y dejando caer la harina tamizada y la leche caliente. Una vuelta, otra vuelta, y otra más. Levantarse, trabajar dentro y fuera, organizar, ordenar, comer, dormir y vuelta a empezar. ¿Esto es la vida?, se decía al añadir los trocitos de pollo picados, restos de la comida del día anterior, y el jamón y el huevo duro troceado. Una pizca de sal y nuez moscada. Y otra vuelta, otra más, y una más aún. En círculos concéntricos, perfectos, armoniosos. Mientras dejaba enfriar la masa, pensaba en lo que había sido su vida. En los sueños frustrados, en los límites que nunca se atrevió a sobrepasar. Pensaba en cómo la pasión loca que sentía por su marido se había convertido en algo cálido y llevadero. En cómo sus hijos ya no la necesitaban. Pensaba en todo lo que sacrificó y no entendía qué había conseguido a cambio. ¿Hizo algo mal? Tal vez, fue culpa suya, se dijo mientras pasaba por huevo y pan rallado cada croqueta. Tal vez, tuvo que tomar sus propias decisiones y no culpar a los demás de lo que no se había atrevido a hacer ella. El aceite caliente doraba cada uno de los minúsculos trozos de sus recuerdos que bailoteaban en la sarten. ¿Su vida era eso? ¿Una masa formada de restos que a fuerza de darles vueltas resultan apetitosos? Puso la mesa, y en el centro de la misma la bandeja de croquetas recién hechas, con un aspecto tan apetitoso como siempre. Era muy buena cocinera. Junto a ellas, dejó una nota escrita con letra segura y firme. “Salgo a buscarme a mi misma. Buen provecho. No me esperéis despiertos tengo mucho camino que recorrer".